"Salâh al-Dîn Ayyubi, Saladino, tenía frente a él a los cruzados, que no es decir poco; los cruzados que habían masacrado sin piedad a toda la población de Jerusalén; y sin embargo siempre fue caballeresco, imparcial y generoso; nunca se dejaba llevar por un odio sistemático y mezquino. Desde luego no se puede decir lo mismo de algunos jefes musulmanes actuales que, practicando meticulosamente las prescripciones de la sunnah o tradición profética, no tienen ya la mentalidad islámica, y ese es un signo de nuestro tiempo. Y hay también, en paralelo a la desaparición de la nobleza de carácter, un extraño enrarecimiento de la inteligencia, incluso en gente que se arroga el derecho de hablar en nombre de Dios".
[Frithjof Schuon, Cartas de un maestro espiritual, J. J. de Olañeta editor, Palma de Mallorca, 2015, p. 176].