El iniciado como caballero espiritual
"(...) La Palabra interior así recibida hace del iniciado, por su exigencia misma, un 'caballero espiritual'. Vivir de acuerdo y en comunicación con el mundo superior del malakût, el mundo del 'ángel', es lo que caracteriza a los 'caballeros', los yavânmardân. El persa yavân tiene la misma raíz indoeuropea que el latín juvenis. El yavânmard es aquel que ha recuperado plenamente su carácter juvenil al acceder al hombre interior, al hombre verdadero. El hombre reunido con su verdadero Yo, o en camino hacia esa reunión transformadora, son el hombre y su ángel en este mundo".
[Roger Munier, prólogo a Henry Corbin, El hombre y su ángel. Iniciación y caballería espiritual, Destino, Barcelona, 1995, p. 14].
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