Yihâd, el gran combate interior
"El derviche sabe que solo
el gran combate interior (yihâd), no las ideologías impostadas, libera de uno
mismo y, por ende, transforma el mundo de verdad, puesto que, digámoslo una vez
más, no hay cambio sin cambiarse. Y es que el fermento de toda metamorfosis
colectiva no es sino dicha conversión existencial del ser humano. Es
perfectamente vano, pues, como sostenía René Guénon, esperar poder operar un
enderezamiento social limitándose al ámbito meramente social. El soberbio desea
cambiar el mundo; el sabio, cambiarse a sí mismo. «En verdad Dios no cambia la
condición de un pueblo mientras este no cambie su propia condición» (Corán 13,
11)".
[Halil Bárcena, Perlas sufíes.
Saber y sabor de Mevlânâ Rûmî, Herder, Barcelona, 2015, p. 72].
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