La fatà il·lâ 'Alî

La fatà il·lâ 'Alî
"Has de saber que aquel que realiza la Futuwwah
es situado delante, cerca del Señor de los hombres.

Preferir el otro a sí mismo, he ahí el adorno del caballero (fatà).
Sea este quien sea, honor a él.

La impetuosidad de las pasiones no lo agitan,
siempre firme como una montaña.

Ninguna pena lo aflige, ningún miedo lo despoja
de sus nobles virtudes en el fragor de su combate.

Mira cómo, él solo, ha derribado los ídolos.
Así es él: suave y duro a un tiempo".

Ibn 'Arabî (Murcia, 1165-Damasco, 1240)

lunes, 22 de septiembre de 2014

Valores de la caballerosidad sufí

Valores de la caballerosidad sufí

"El término 'caballería espiritual' se emplea generalmente para traducir la voz persa yavânmardî (futuwwah en árabe). El término yavânmard está compuesto de dos palabras yavân (joven) y mard (hombre); el término 'joven' es una alusión a quien ha bebido de la fuente espiritual de la vida eterna y jamás envejece. La meta de la tradición persa preislámica de la yavânmardî era llevar al viajero a beber de esa fuente, algo que luego, con la aparición del islam, se convirtió, junto con el principio de la unidad del ser, en uno de los dos pilares básicos del sufismo, recogidos en la expresión de sayr wa sulûk (recorrido interior y la conducta exterior). El significado espiritual de la yavânmardî no puede realmente ser descrito en términos de uno o incluso varios atributos; sino que más bien se trata de una manera de vida específica.

Entre las normas de conducta que el caballero espiritual se compromete a seguir están el altruismo, la sinceridad, el cuidar y el servir a su comunidad, el dar a las necesidades de los demás una prioridad mayor que a la suya propia. Has dos aspectos en estas conductas. En primer lugar, la creencia en la no discriminación de las personas según la raza, el credo o el color; y la segunda, la misericordia y el perdón frente a la injuria (...)".

[Mohammed Ali Jamnia, "El sufismo y la caballerosidad de Abu Sa'id Abol Jeir", SUFÍ nº 28, 2014, p.25].

jueves, 18 de septiembre de 2014

El código de honor del artesano

El código de honor del artesano

"Según la perspectiva del islam, que recalca la supremacía absoluta de los derechos del Creador sobre los de la criatura, la creatividad artística no es otra cosa que una predisposición (isti'dâd) que Dios en ha puesto en el hombre para ayudarlo a avanzar en el sendero que lleva de nuevo a Él. El artista, pues, no es otra cosa que un siervo de Dios entre otros; no pertenece a ninguna categoría excepcional; para mejor desempeñar su papel entre la colectividad, incluso es preciso que, 'desapareciendo' y con un servicio desinteresado, se convierta en un intérprete lo más transparente posible de la Tradición que lleva en sí mismo. De ahí la relación que siempre ha existido, en los artistas musulmanes, entre la práctica de las virtudes y la excelencia del trabajo profesional. "A Dios le gusta, cuando uno de vosotros emprende una cosa, que la haga perfectamente", había recomendado el Profeta [Muhámmad]. Y puede afirmarse que este consejo se ha seguido al pie de la letra, en particular por parte de los artesanos de los gremios y hermandades de toda la época clásica, para quienes el pacto artesanal era un código de honor profesional unánimemente respetado".

[Jean-Louis Michon, Luces del Islam. Instituciones, arte y espiritualidad en la ciudad musulmana, J. J. de Olañeta editor, Palma de Mallorca, 2000, p. 58].

martes, 16 de septiembre de 2014

Futuwwah y malâmiyya

Futuwwah y malâmiyya
La caballería y los hombres de la reprobación


"En la tradición sufí, y de forma general, la noción de reprobación (malâma) aparece cada vez que se trata la cuestión de la Futuwwah (caballería sufí) y el Tasawwuf o sufismo islámico. Así, Ibn 'Arabî insta al fatà o caballero espiritual sufí "a armarse con la reprobación", al tiempo que se refiere a las gentes de la reprobación como "aquellos que han alcanzado el más alto grado de la Futuwwah: la Futuwwah respecto a Dios". Una investigación genealógica sobre la noción de reprobación nos llevará necesariamente al período preislámico. Comprobamos entonces tres tipos de reprobación:

- el primero posee connotaciones negativas, ligadas a la noción de vergüenza y escándalo, que un hombre de honor debe de evitar a todo precio, como la falta de coraje o de generosidad, por ejemplo (...).

- el segundo es más positiva, de tal modo que un fatà [caballero espiritual] estará orgulloso de experimentarla. Se trata de los reproches provenientes de la esposa que considera excesivos el coraje o la generosidad de su esposo; una generosidad que hace que su vida sea difícil , y un coraje exagerado que pone en peligro la vida de su esposo. Para el fatà, estos reproches son preciosos testimonios de su propia Futuwwah (...)

- el tercero contiene el sentido de 'itâb (reprobación), propio del amor y la amistad. Reza el dicho que mientras haya 'itâb entre dos personas, habrá widd (afecto). Se oye a veces a un amigo reprocharle un malentendido a su mejor amigo; o también a los amantes compadecerse de sus amados (...).

Al inicio de su misión, el Profeta [Muhammad] sufrió violentos reproches. Se le acusó de locura, de mentir, de falta de respeto a los ancestros; le agredieron y humillaron hasta el punto de obligarlo a emigrar a Medina, junto a los primeros musulmanes. Este sufrimiento debido a las injusticias y a las humillaciones infringidas al Profeta inspiró a algunos místicos, que se adentraron en esta Vía de la malâma [reprobación] como un reto y una prueba de sinceridad en la Vía".

[Laila Khalifa, Ibn Arabî. L'initiation à la futuwwa, Albouraq, París, 2001, pp. 255-256].

martes, 9 de septiembre de 2014

El destino de la raza roja

El destino de la raza roja

[Las distintas tradiciones caballerescas -los samurais japoneses, los indios norteamericanos, los maoríes polinesios o los sufíes musulmanes, encarnados en un Emir Abdelkader, por ejemplo-, por el hecho de convivir habitualmente y por vocación con el sufrimiento y la muerte y su práctica denodada por el dominio de sí mismo, poseen nobleza y grandeza de manera casi natural. Veamos lo que el maestro sufí Frithjof Schuon afirma acerca del destino fatal de los pieles rojas norteamericanos, a quienes tanto admiró, como homenaje a una tradición espiritual y caballeresca no lejana en cuanto a talante de la Futuwwah sufí. Nota de la redacción].

"El piel roja sólo podía vencer o morir; es la base espiritual de esta alternativa lo que confiere al destino de la raza roja un aspecto de grandeza y de martirio. Los indios no sucumbieron simplemente porque fueran el bando más débil, sucumbieron porque representaban una nobleza y una espiritualidad incompatibles con el mercantilismo del hombre blanco -porque encarnaban un carácter, una idea, un principio, y, por ser lo que eran, no podían ser infieles a sí mismos-. Este drama inmenso podría definirse como una lucha, no sólo entre una civilización comerciante y materialista y otra caballeresca y espiritualista, sino también entre la civilización urbana -en el sentido estrictamente humano y peyorativo del término, con todo lo que implica de artificio y servilismo- y el reino de la Naturaleza, considerada vestidura majestuosa, pura e ilimitada del Espíritu divino. Y de esa idea de la victoria final de la Naturaleza (final porque es primigenia) sacan los indios su inagotable paciencia frente a las desdichas de su raza; la Naturaleza, de la que ellos se sienten encarnación y que es al propio tiempo su santuario, acabará venciendo a este mundo artificial y sacrílego, pues ella es Vestidura, el aliento y la propia Mano del Gran Espíritu".

[Frithjof Schuon, El sol emplumado, J. J. de Olañeta editor, Palma de Mallorca, 1992, pp. 59-60].