[Los paralelismos existentes entre el budismo zen y el tasawwuf o sufismo islámico son evidentes, más allá de las divergencias propias de dos tradiciones distintas, nacidas y desarrolladas en contextos muy diferentes. No menos evidentes son las afinidades entre el Bushido japonés, la senda del guerrero samurai tan influida por el espíritu del zen, y la Futuwwah o caballería espiritual sufí. Publicamos el presente texto de Alan W. Watts acerca de la conciliación entre la filosofía del budismo zen y la vocación guerrera de los samurais, a fin de comprender mejor la función del yihâd en el islam, tanto en su vertiente interna como externa, así como el carácter de la Futuwwah; insistimos, salvando siempre todas las distancias salvables. Nota de la redacción].
"Hay que observar que el zen llegó al Japón poco después de iniciarse la era Kamakura, cuando el dictador militar Yoritomo y sus samurai arrebataron el poder que estaba en manos de la nobleza decadente. Esta coincidencia histórica proporcionó a la clase militar de los samurai un tipo de budismo que les resultaba muy atractivo por sus cualidades prácticas y terrenales, y también por su modalidad sencilla y directa. Así surgió la peculiar forma de vida llamada bushido, el Tao del guerrero, que consiste esencialmente en la aplicación del zen a las artes de la guerra. La asociación de la doctrina pacifista del Buddha con las artes militares siempre ha sido un enigma para los budistas de las demás escuelas. Parece implicar un completo divorcio entre el despertar y la moralidad. Pero hay que hacer comprender que, en su esencia, la experiencia budista consiste en liberarse de toda clase de convenciones, inclusive de las convenciones morales. Por otra parte, el budismo no es una rebelión contra la convención. En sociedades en las que la casta militar es parte integrante de la estructura convencional y se acepta el papel del guerrero como una necesidad, el budismo hará posible que el guerrero cumpla su papel como budista".
[Alan W. Watts, El camino del zen, Edhasa, Barcelona, 1977, p. 135].