La fatà il·lâ 'Alî

La fatà il·lâ 'Alî
"Has de saber que aquel que realiza la Futuwwah
es situado delante, cerca del Señor de los hombres.

Preferir el otro a sí mismo, he ahí el adorno del caballero (fatà).
Sea este quien sea, honor a él.

La impetuosidad de las pasiones no lo agitan,
siempre firme como una montaña.

Ninguna pena lo aflige, ningún miedo lo despoja
de sus nobles virtudes en el fragor de su combate.

Mira cómo, él solo, ha derribado los ídolos.
Así es él: suave y duro a un tiempo".

Ibn 'Arabî (Murcia, 1165-Damasco, 1240)

martes, 29 de octubre de 2013

Adab, cortesía espiritual

Adab, la cortesía espiritual

"Un término usado a menudo por los sufíes se encuentra también en la mayoría de las lenguas de los pueblos musulmanes. Se trata de adab, cuyo significado es comportamiento, cortesía, cultura, discurso refinado, literatura, correctas actitudes éticas, y muchas otras cosas más. Realmente, resulta intraducible y tal vez debería ser utilizado directamente en su forma árabe, como ocurre con karma o guru, que han entrado en nuestra lengua recientemente procedente del sánscrito o, incluso, yihâd del árabe. Todas las sociedades tradicionales han tratado de inculcar sus propias formas de adab entre los miembros de una sociedad desde la infancia, y la civilización islámica no es una excepción. Para los musulmanes tradicionales, el adab abarca todos los aspectos de la vida desde el saludo a la comida, desde cómo sentarse en un encuentro a la forma de entrar en un lugar de culto. Por lo que hace a la quintaesencia del adab, ha estado siempre asociado por los sufíes con las acciones y palabras del Profeta [Muhammad]. Adab es también las maneras de controlar las pasiones, que a menudo afectan y originan las acciones humanas. Es, igualmente, una forma de formalizar los actos humanos de tal manera que generen armonía y belleza, y no desorden y fealdad. El adab disciplina incluso el cuerpo y extrae su dignidad innata y su naturaleza teomórfica, al tiempo que nos enseña a conducirnos a nosotros mismos de una forma digna del estado humano. 

Su objetivo es controlar el ego y las pasiones e inculcar las virtudes de humildad y caridad dentro del alma humana, así como ayudar a que aflore el aspecto majestuoso de nuestra existencia. Por ello, está estrechamente relacionado con la disciplina espiritual y resulta de enorme valor a la hora de realizar actos bondadosos. El adab nos enseña a disciplinarnos a nosotros mismos y a preparar el alma para el sacrificio supremo de su voluntad, presentándose ante el altar del Absoluto, que es también Verdad, Belleza, Amor y Bondad, cualidades que se reflejan de una u otra forma en el adab quintaesencial del islam tradicional, más allá de toda idiosincracia étnica o cultural. Nadie en la senda hacia el Jardín puede estar desprovisto interiormente de adab".

[Seyyed Hossein Nasr, The Garden of the Truth. The Vision and Promise of Sufism, Islam's Mystical Tradition, HarperOne, Nueva York, 2007, pp. 89-90].               

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